Abraham Samino: «Mis dedos van antes que la mente.»
Los alumnos de segundo de bachillerato de música le hicieron una entrevista a Abraham Samino el día 21 de septiembre. El encuentro resultó muy agradable y el joven pianista respondió amablemente a todas nuestras preguntas.
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P.- ¿Cuántos años tenías cuando recibiste tu primera clase de piano?
R.- 6 años.
P.- ¿Cuándo tocaste por primera vez ante un público?
R.- Fue en una audición, a los 7 años, porque una vez que empiezas siempre hay audiciones en el conservatorio.
P.- ¿Cómo es tu vida en Austria?
R.- Estoy en una universidad que en vez de ser de inglés, por ejemplo, es de música. Puedes estudiar tanto música clásica, como pop, rock, etc. Mi vida allí es estudiar en las cabinas, porque yo no tengo piano propio. Son muchas asignaturas, porque no está sólo el piano, sino que hay historia de la música, conocer instrumentos, y luego todo lo relacionado con la práctica del piano, que no es sólo estudiar a los compositores. Mi vida es como la de cualquier otro estudiante, sólo que tengo que estudiar en la universidad obligatoriamente.
P.- ¿Por qué elegiste esa universidad?
R.- Porque es la mejor universidad pública de música del mundo, y allí hay personas de distintos sitios, de América, europeos, asiáticos, etc. Hay muchas privadas pero tampoco compensa porque no es lo mismo una universidad privada que una pública. Las puertas que abre la universidad pública no son las mismas que una privada. También fue que yo no sabía donde ir, tenía pensado quedarme aquí en España, pero a última hora, fui en abril a Salzburgo para que me conociera el profesor, porque en la música no es como cuando entras en la universidad, por tu nota: Allí tienes que hacer una prueba de piano y una prueba teórica de los conocimientos que tienes de música. Y para poder pasar la prueba práctica, es mejor conocer al profesor porque tú vas a formar parte de un aula y de un profesor en concreto. Tienes que tener un primer contacto con él o con ella para que te conozca y para ver si está dispuesto a darte clases, porque si no está dispuesto desde el primer momento pues no hace el esfuerzo ni de escucharte ni de animarte a que te presentes. Es un poco diferente a una universidad como puede ser la de medicina que con la nota basta.
P.- ¿Fue fundamental el profesor que elegiste?
R.- Claro. Y la toma de contacto. Si el profesor no hubiera estado de acuerdo ni interesado en darme clases me hubiese dicho “pues bueno, preséntate a la prueba si quieres pero yo no te prometo nada”.
P.- Porque al profesor lo conocías de antes ¿no?
R.- Claro. Lo conocí de otro profesor que tenía yo aquí en Madrid, que son rusos los dos. Me preguntaréis que cómo me comunico con ellos. Pues con señas. En la toma de contacto, estuvo de acuerdo en darme clases y ya está, hice la prueba delante de todos los profesores de piano, un tribunal y ahí me metí.
P.- ¿Y cómo te comunicas en Austria?
R.- Allí se habla alemán, en un primer momento yo estaba “cagado” pero allí todo el mundo habla inglés, no es como aquí que viene un extranjero y tiene que hablar por señas porque nadie sabe inglés. Con el inglés y el alemán nos podemos entender. Ahora me puedo defender un poco en alemán, pero al principio no. Para ir al supermercado, no veas para decir “dame eso”.
P.- ¿Qué obra tocaste para entrar en la universidad?
R.- Para entrar en la universidad hay que tocar cuatro estilos, o sea, una obra de estilo barroco, otra clásica, otra romántica y otra de libre elección que generalmente suele ser una obra moderna o contemporánea. Es obligatorio tocar cuatro estilos, porque no está bien que tú sepas dominar un solo estilo. Se supone que para interpretar bien tienes que conocer y saber interpretar varios estilos, sobre todo los más importantes. Porque es ahí donde se ve si eres profesional o no.
P.- ¿Y cuánto tiempo le dedicas a estudiar?
R. Pues generalmente lo normal es al día 4 ó 5 horas al día. Si tengo algún compromiso, alguna prueba o muchas obras que preparar pues de 5 a 7, hay que dedicarle mucho tiempo.
P. ¿Es muy caro estudiar en el Mozarteum?
R. En Austria la universidad es gratis, la matrícula vale 17€ nada más. También he solicitado alguna beca, pero son de poco dinero y a lo mejor te dan 200€ en un mes o al semestre. Así que busco becas para financiarme un poco, porque mi hermana la mayor también está haciendo música en Canarias, entonces son muchos gastos. La música es muy cara y si quieres salir bien preparado no solo tienes que quedarte en el sitio en el que estudias, también tienes que salir y hacer cursos, conocer a profesores, presentarte a concursos, no por ganar, que generalmente en los primeros años los premios de los concursos no son muy grandes, sino que usas esos concursos para tu experiencia, que te conozcan. Es una inversión, tienes que comprarte un instrumento, las partituras…
P. Esas becas que comentabas ¿son entonces del gobierno austríaco o privadas o…?
R. No, pertenecen al gobierno de Austria y luego también el sistema de becas lo lleva la asociación de estudiantes de Austria, están muy encima de los estudiantes y todo lo que necesitemos lo aportan. Son bastante más eficientes que aquí y no tardan tantísimo en dar la beca, aunque son becas de poco dinero, a las dos semanas ya sabes si te la han concedido o no.
P. ¿Cómo decidiste marcharte al extranjero a estudiar?
Yo estaba concienciado de que me tenía que ir, porque yo aquí en Mérida sabía que no me podía quedar. El conservatorio se me había quedado pequeño, ya había cumplido con todos los cursos y sabía que necesitaba otra cosa. Es un poco duro irte a un país extranjero y con un idioma nuevo y todo ese tipo de factores que influyen un poquito. Pero ya está, lo haces y punto, no piensas en ¡ay! que no voy a tener la comida de casa… no, te organizas. Yo vengo a Mérida generalmente cada dos meses porque me sale, algún concierto o algo. Y luego allí haces tu vida, tienes tus clases, tu gente…
P. ¿Cuáles son tus expectativas para el futuro?
R. Pues no lo sé, yo lo que pretendo es hacer lo que quiero y disfrutar con lo que hago y el futuro ya se verá. Tengo la expectativa de hacer lo que me gusta y tocar y probar muchas cosas, de muchas fuentes, no solo de la música clásica, sino pues de todo tipo de estilos. Formarme, eso es lo que pretendo, y también son muchos años de carrera, todavía tengo tiempo. Después de la universidad se supone que viene el máster, y después del máster si quieres puede haber posgrado, o sea que si quieres te puedes tirar toda la vida estudiando. Pero lo que sea será.
P: ¿Cambiarías el mundo de la música por otra profesión?
R. No, sería impensable. Es como quien hace deporte, al principio es un hobby y después se convierte en algo más serio y pasa a ser parte de su vida. Mi vida es… la música, mis relaciones sociales, y si pretendo hacer otra cosa sería un hobby o una ocupación pero la música está ya dentro de mi. Imaginaros que me rompo los dos brazos y que me quedo inválido: la música seguiría siendo parte de mi vida. La música, aunque no tocara, forma parte de mí. Sería impensable separarme. Pero si tuviese que hacer otra profesión la verdad no me garantizaría una plaza fija. Me gusta estar relacionado con el mundo del espectáculo, de la escena, pues las artes es un mundo incierto, difícil, no sólo tienes que gustarte a ti sino que también al público. Por ejemplo, el mundo de los actores. Es muy difícil que un actor salga para adelante, tiene que hacerlo bien, tiene que gustar y tiene que tener suerte. En la música es lo mismo.
P: ¿Quién es tu compositor de referencia?
R: Hay muchos. Es como elegir entre pintores o futbolistas, los clásicos son clásicos como Mozart, Beethoven, Chopin. Hay muchos más que son igual de aceptables. No busco una referencia, yo intento ser yo. Es igual que cuando escuchas un intérprete en you tube, no pienso “quiero tocar como éste” o “voy a hacer esta versión”. No, yo intento hacer mi versión, intento sacar mis ideas. No busco parecerme a nadie, busco una identidad.
P:¿Qué estilo de música sueles tocar?
R: Clásico. Tengo una asignatura desde el año pasado de improvisación contemporánea. Hemos estado imitando un poco los estilos de los clásicos y supongo que cada año que pase podré ir experimentando más estilos.
P: ¿Qué piensas de los concursos como “Tú sí que vales”? ¿Te presentarías a alguno?
R: No. Sinceramente, a día de hoy yo no me presentaría a concursos de la tele, porque si tú quieres demostrar que tocas bien ahí no se demuestra. Va gente a cantar, a presentar los espectáculos, las acrobacias… Pero es que la música, si lo enfocas desde el lado de la música clásica, no es para presentarlo así, como en un circo, porque el jurado no sabe de música clásica. Lo bueno de los concursos es que se compara, se puede comparar de manera negativa y de manera positiva. En mi caso, siempre comparo de manera positiva. Ver lo que hacen los demás te sirve de motivación para seguir, pero yo no me presentaría a un programa de televisión.
P: ¿Y aunque toques el piano, hay otro tipo de música que escuches normalmente y te guste también?
R: Cuando llego a casa, lo último que me apetece es escuchar música clásica. Después de todo el día tocando el piano y escuchando música, lo último que me pondría es Mozart, tiraría el ordenador por la ventana. Escucho de todo, lo nuevo y sobre todo la buena música que hay ahora, aunque ahora tampoco es que haya muy buenas cosas para escuchar…
P: Comentas que en los concursos ves lo que hay de bueno en los demás. Me parece un enfoque estupendo pero ¿crees que otra gente es más envidiosa?
R: Es horrible. De pequeño ya veía que hay envidias, que si el compadreo entre el jurado y alguno que conocen, pero cuando creces se acentúa el querer pisotearte el cuello. Si te puedes romper un dedo, mejor, lo desean. Desean un poco que te confundas, que se te vaya la “bola” y te quedes en blanco, es un poco duro. Lo de los concursos a mí sinceramente no me gusta, pero es que veo que también es necesario, sobre todo para cuando estás empezando, para que te conozcan y también para financiarte.
P: ¿Alguna vez te has quedado en blanco?
R: Un montón de veces, eso es ley de vida. Cuando te quedas en blanco es como en un examen y dices “pero si esto me lo sabía” y en un concierto es porque a lo mejor se te ha ido la concentración y de repente ya no sabes donde tienen que ir tus dedos. Unas veces tienes esa sensación de que te vas a quedar en blanco pero sigues porque sabes que has estudiado y lo tienes en la cabeza y se te puede olvidar pero tus dedos van antes que la mente, porque esto es una acción mecánica, nosotros aprendemos a tocar y a mover los dedos a base de repetición. Y otras veces aunque estés pensando en qué vas a comer o que vas a hacer mañana, tus dedos siguen y no hay problema, lo malo es que no sigan y te quedas parado o metes la “gamba”. Cuando estás tocando para tus padres y tus abuelos, te da igual porque te van a aplaudir de la misma manera al final, pero si estás en un concierto o en un concurso más serio, te fastidia bastante, porque ese tipo de cosas son las que marcan la diferencia.
P: ¿Cómo te sientes antes de un concurso o un concierto?
R: Hay veces que estás muy concentrado, como los deportistas, ahora que han sido los JJ.OO. , hay algunos que están muy concentrados y clavan el movimiento, otros que se les ve un poco nerviosos, desorientados y se les mueve un poco y otros que se caen directamente, depende del momento, del día. Tú a través de la experiencia intentas buscarte un método, yo busco un método que no se base en tomarte una tila, que al fin y al cabo es intentar esconder lo que tienes que controlar. Eso también pasa con los exámenes, “¡ay que tengo selectividad!” y te tomas una tila y vas drogado al examen y es una situación a la que te vas a tener que enfrentar más veces. Te basas en respirar, si es un concurso, en no escuchar a la gente que va delante, porque te pones nervioso si se confunden. Yo generalmente me salgo fuera, me caliento las manos…
P: ¿Tienes alguna manía antes de los conciertos?
R: No, es lo que intento… no buscar las manías.
P: ¿Qué es lo peor que te ha pasado en un concierto?
R: Que te quedes en blanco… pero en ese sentido casi siempre he sabido remediarlo, he intentado quedarme sentado, ya que hay mucha gente que en cuanto se confunde o se le olvida algo se levanta y se va, cosa que es un poco de cobardía… Hay que intentar relajarse, estar siempre muy seguro de uno mismo y estar convencido de que lo sabes, de que eso va a salir porque lo sabes, porque lo has hecho un millón de veces.
P: ¿Y has tocado alguna vez con tu hermana?
R: Si… hemos hecho música de cámara, también algún concurso… con tan solo con mirarnos ya sabemos cuando entrar… nos contagiamos un poco con la música… y bueno con la pequeña también, también toca el clarinete.
P: Sois una familia de artistas…
R: Somos una generación en la que todos mis primos y mis primas se han apuntado al conservatorio.
P: ¿El público que asiste a los conciertos es diferente en Austria?
R: Pues generalmente es diferente, es gente que está interesada(risas). Aquí hay mucho grupo de gente mayor… que muchas veces por la ignorancia pasa por delante porque llega tarde y en vez de esperar a los aplausos se mete dentro de la sala sin esperar… y todo eso nosotros lo escuchamos y lo percibimos.
P: No puedes perder la concentración…
R: Claro, es que si no estás perdido… y con el ruido los caramelos… y le dice a la de al lado… “¿Quieres uno?” (Risas de todos). Este tipo de cosas no se ven en los países del norte
P: ¿ No comen tantos caramelos?
R: No, no comen tantos, vienen comido de casa (risas). Y saben un poco a lo que van. Hay veces que se te ponen los pelos de punta… porque la música es tensión… tensar y destensar… en todos los tipos de música, como en una canción de Alejandro Sanz. Siempre hay un momento culmen y en ese momento piensas «Qué bonito, ¿no?’’ Y en la música clásica es lo mismo pero triplicado, porque es sin palabras
P: Sabes tocar algún otro instrumento?
R: No, la flauta de la escuela(Bromeando) No, los pianistas no estamos obligados a tocar otro instrumento… los demás tienen que aprender piano ya que es la base para componer.
P: ¿Has tocado en un concierto o un concurso importante?
R: Sí, toqué en Hamburgo porque gané un concurso en Madrid que se llama Infanta Cristina» y gracias a eso me salió un festival de jóvenes intérpretes y era en una sala muy importante. Hasta que yo pueda hacer un concierto solo importante tendrán que pasar unos cuantos años o por lo menos un poco de tiempo que salga una oportunidad así de «oro». He tocado en ciudades, en Madrid he tocado yo solo, en León, aquí en Extremadura, en Barcelona, en Valencia…
P: ¿Y esto de estar en internet, saber que todo el mundo te puede ver… no te sientes importante?
R: No, porque no soy un fenómeno de masas como Justin Bieber (risas) No sé… a mí me gusta que admiren el trabajo que hago. Como no es nada mediático, pues no pasa nada.